martes, 20 de enero de 2015

Libro de viajes




A raiz de la anterior entrada, Paco Perez me ha enviado este texto, extraido de un libro de viajes, literatura bastante extendida en el siglo XIX, escrito por el barón Charles Davillier y el ilustrador Gustave Doré:

"...En tiempos de Saint-Simon, el parque de Aranjuez era muy abundante en caza. Cuenta que un día, encontrándose en una pequeña explanada de hierba rodeada de árboles, «un lacayo se puso a silbar con yo no sé qué instrumento. En seguida esta explanada se llenó de jabalíes y de jabatos de todos los tamaños y extraordinariamente gordos. El lacayo les echó mucho grano repetidas veces, que comieron estos animales con gran voracidad, viniendo muy cerca de la reja, regañando entre sí a veces, los más fuertes echando a un lado a los otros y no atreviéndose a comer los jabatos y los jabalíes más jóvenes, que se quedaban en los extremos hasta que los grandes se hubieran hartado. Nos estuvimos divirtiendo con este espectáculo cerca de una hora». Según los relatos de varios viajeros del siglo pasado, aún era la caza extremadamente abundante en Aranjuez. «Se veía allí -dice un antiguo ministro de Francia en Madrid- vagar pacíficamente hasta por las calles a los gamos e incluso a los jabalíes. Se les hubiera tomado por animales domésticos.» Carlos III había poblado su parque con toda clase de animales raros. Se veían allí elefantes, guanacos y cebras en libertad. Ya Felipe V había llevado una manada de búfalos, que se empleaban para la agricultura, y cuya leche, dice Saint-Simon, «era la mejor de todas con mucho; es, dulce, azucarada, y sobre todo más espesa que la mejor crema y sin que sepa a animal, a queso o a mantequilla. Me ha sorprendido siempre que no tengan algunos en la Casa de Campo, para que puedan usar en Madrid una leche tan deliciosa». También se veía buen número de camellos, que servían para la agricultura, como los que hay en la Cascina di San Rossore, en los alrededores de Pisa.
Los toros que pastan en las vastas praderas de Aranjuez eran muy célebres antiguamente. Su raza, mejorada por Fernando VII, el gran aficionado a las corridas de toros, todavía es estimada y proporciona gran número de toros para las corri­das de Madrid. En las fiestas que se daban en el siglo XVII en el Real Sitio, la herradura, o marcado de los toros, ocupaba un lugar muy importante. Esta cere­monia apasionaba tanto a la gente y atraía a tan gran número de curiosos de los alrededores e incluso de Madrid, que se fijaba el día en el mayor secreto, a fin de evitar una aglomeración demasiado grande...".

Gracias, Paco.

3 comentarios:

  1. Hola!
    Qué bien que tengas blog! :)! una gran noticia para empezar la semana!!!
    Muchos ánimos y muchos éxitos!

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  2. ¡Este Paco está en todo! ...y nos extrañaba lo de los camellos...¡con la fauna que ahí había!...
    Abrazos

    Justa

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  3. No...Si fauna sigue habiendo y no precisamente en los jardines de Aranjuez...
    Interesante y amena lectura.
    Saludalazos.

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